Aire frío relata la historia del doctor Muñoz, el tipo estereotipo del científico loco que ha logrado prolongar diabólicamente su existencia más allá de la muerte a costa de permanecer en un ambiente cerrado y a una temperatura inusualmente fría.
Cuando estas condiciones se alteran su cuerpo comienza a descomponerse gradualmente, sin que el pobre doctor pierda la conciencia. Parece como si sintiera náuseas y repulsión cuando el fresco viento del ocaso se desliza entre la calurosa atmósfera de un apacible día otoñal.
Pero el libro no es contado por el sino por una persona en otro cuarto el cual conoce al doctor por un ataque al corazón que recibió de repente en una mañana mientras escribía en su habitación. Lo cual hizo subir alas escaleras en busca del doctor que lo recibió en una voz situada a cierta distancia a la derecha de la puerta, que le preguntó cuál era su nombre y el objeto de su visita; aclarados ambos puntos, el hombre misterioso obre las puertas.
El doctor Muñoz siempre está demasiado enfermo para cuidar de sí mismo, cada día que pasa está más enfermo, pero no quiere que nadie lo asista. Tiene una enfermedad muy extraña. Todo el día se lo pasa tomando baños de un olor espantoso y no puede excitarse ni acalorarse. El mismo se hace la limpieza; su pequeña habitación está llena de botellas y de máquinas, y no ejerce de médico.
Sin embargo se muestra a sí mismos como un hombre e estatura baja pero extraordinariamente bien proporcionada, y llevaba un traje formal. Un rostro de nobles facciones, de expresión firme aunque no arrogante, adornada por una recortada barba de color gris metálico, y unos anticuados quevedos que protegían unos oscuros y grandes ojos coronando una nariz aguileña, confería un toque moruno a una fisonomía por lo demás predominante celtibérica. El abundante y bien cortado pelo, que era prueba de puntuales visitas al barbero, estaba partido con gracia por una raya encima de su respetable frente. Su aspecto general sugería una inteligencia fuera de lo corriente y una crianza y educación excelente.
Lovecraft H.P es conocido como uno de los mayores exponentes de la literatura de terror y ciencia ficción sus historias llenas de una narrativa bien empleada hacen que el lector sienta miedo y se sujete de su asiento con cada línea nueva. Sin duda es el padre de suspenso.
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